domingo, 16 de septiembre de 2012

15-S






Razones para manifestarse: “Porque participo en un proyecto público de investigación sobre el VIH y dependemos de las subvenciones, que dejarán de llegar” (Carolina Gutiérrez, 37 años). “Porque me han rebajado el sueldo y me han aumentado el horario, y tengo dos hijas en paro y otra eventual” (Cristóbal Crespo, 62). “Porque, desde enero, el colegio público en el que trabajo no recibe un céntimo” (María del Carmen Pascual, 58). “Porque el ferrocarril público está en peligro” (leído en las camisetas de un grupo de trabajadores de Renfe). “Porque el país se cae y mi hija, que es enfermera, traduce lengua de signos y estudia antropología, se me está planteando irse a Canadá” (José Lozano, 67). “Por la paga de Navidad... que ya es lo último de muchas cosas” (José Luis Gómez, 56, y varios funcionarios más). Decenas de miles de personas llegadas de distintas partes de España se juntaron ayer en la plaza de Colón y alrededores, en Madrid, para protestar contra los nueve meses de recortes del Gobierno y exigir que convoque un referéndum, porque las medidas que está aprobando no son las que prometió para ganar las elecciones, y en muchos casos son las contrarias de las que prometió. Había miles de camisetas verdes por la educación pública y blancas alertando de los recortes en sanidad; funcionarios indignados porque consideran que el Gobierno les está utilizando como “caja de ahorros” y pancartas que simplemente rezaban: “Hartos” o “Euroviolencia” o “¿Crisis? Atraco”. Familias, trabajadores autónomos, jubilados con bastones, estudiantes... Muchas banderas de comunidades autónomas, algunas españolas y bastantes republicanas. Y, sobre todo, banderas, gorros, chapas, pancartas y globos con siglas sindicales. Esta “marcha sobre Madrid”, convocada por la Cumbre Social —una plataforma creada en julio por los sindicatos y 150 organizaciones civiles, que ahora son ya más de 200—, da inicio al otoño caliente que los sindicatos prometieron antes del verano y con el que el Gobierno ya cuenta. Llega, además, después de otra protesta multitudinaria, la de la Diada catalana, y cuando el Ejecutivo está en máxima tensión, deshojando la margarita del rescate. Fuentes gubernamentales mostraron incluso su alivio porque ayer en Madrid esperaban una protesta mayor; y, desde Chipre, el ministro de Economía, Luis de Guindos, pinchó cualquier esperanza de cambio: “Los sacrificios son absolutamente ineludibles”, advirtió. Varios miembros de la dirección del PSOE —no su secretario general,Alfredo Pérez Rubalcaba, ni la número dos, Elena Valenciano— participaron en la manifestación, que tenía este lema: Quieren arruinar el país. Hay que impedirlo. “Los ciudadanos dicen ‘no’ a nueve meses de recortes y mentiras”, afirmó el secretario de Organización de los socialistas, Óscar López. También acudieron cargos públicos y orgánicos de IU. Los convocantes no dieron cifras de asistencia, aunque calificaron la concentración de “histórica”, “trascendental” y “formidable” (y fuentes sindicales calcularon más tarde que había habido medio millón de personas); la Delegación del Gobierno habló de “hasta 65.000 manifestantes”. Este periódico no ha hecho una estimación de asistentes; a las doce del mediodía, momento en el que las 10 columnas de manifestantes —divididos por sectores y por territorios— que habían partido de distintos puntos de Madrid debían confluir en Colón, la plaza estaba llena, aunque en algunos puntos se podía caminar. También estaba ocupada, pero no abarrotada, buena parte de las calles adyacentes (Génova, paseo de Recoletos y Castellana, Goya), según comprobaron varios redactores. Toda esa zona suma cerca de 70.000 metros cuadrados. En todo caso, la concentración fue multitudinaria y todos los intervinientes en la ronda de discursos subrayaron que no es el final de nada, sino el principio. “El desenlace inevitable”, en palabras del secretario general de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, podría ser otra huelga general, pero no está en el horizonte inmediato. “La llave de la huelga general la tiene el presidente del Gobierno. Llegaremos tan lejos como el Gobierno quiera llegar”, anunció Toxo mientras un sector del público, sudando a mares, se inclinaba por otra reivindicación: “¡Rajoy, dimisión! ¡Elecciones ya!”.Cándido Méndez, secretario general de UGT, abundó: “Si no nos hacen caso, contemplaremos todo tipo de contestación o movilización”. Eso será si el Gobierno no da un giro en un plazo que aún nadie ha fijado. Pero lo que sindicatos y asociaciones integradas en la Cumbre Social sí han decidido ya es exigir desde mañana mismo al Ejecutivo que convoque un referéndum sobre los recortes. “¿Qué va a pasar con el nuevo rescate? Para este Gobierno nada es intocable. ¿Qué está ocurriendo en la sanidad, la educación, los servicios sociales? ¿Qué está ocurriendo con nuestro país?”, inquirió Méndez, alertando contra la “deriva antisocial y autoritaria” por la que a su juicio se despeña Rajoy. El presidente actúa “con arrogancia y soberbia aquí”, y “con sumisión servil” ante la UE. “Nunca en tan poco tiempo y con tanta soberbia se ha hecho tanto daño a la sociedad española. El referéndum es una cláusula de salvaguardia democrática”, dijo. Tomó el relevo Toxo y deslizó de paso una crítica a otra “deriva”, la de los dos últimos años del anterior Gobierno, del PSOE: “En mayo de 2010 se inició este camino al suicidio. El mensaje de los mercados lo interpreta la Comisión Europea y los Gobiernos, y lo padece la ciudadanía”. Contra esa “involución social”, una idea: “¡Referéndum ya!”. También los representantes de USO y CSIF y de las organizaciones en defensa de los servicios públicos insistieron: debe haber una consulta. La Cumbre Social empezará a dar forma a esa campaña en los próximos días: la intención es montar “comités pro-referéndum en cada ciudad, en cada pueblo y en cada barrio, como se hizo con el referéndum de la OTAN en 1986”, explican desde CC OO. La manifestación de ayer discurrió sin incidentes —unas 200 personas intentaron llegar a la sede del PP, pero la policía cortó la calle—. Hubo cuatro detenidos, en otro punto de la ciudad, por “resistencia a la autoridad” (según la Delegación del Gobierno, por no enseñar la documentación; según el 15-M, por llevar una pancarta llamando a la convocatoria Rodea el Congreso el día 25). A media tarde, quedaron en libertad, tras declarar. Durante los discursos se produjo, eso sí, un momento de desconcierto cuando un numeroso grupo de bomberos de distintas comunidades cruzaron toda la plaza haciendo sonar bocinas y lanzando petardos, e irrumpieron a los pies del estrado portando un ataúd que pretendían subir a la tarima. Dentro del féretro, un muñeco con traje de bombero y careta de Mariano Rajoy, sonriente, enseñaba a los manifestantes el dedo corazón de su mano derecha. La gente se hizo fotos por turnos.

Verónica Forqué: Sublime




La gran evasión de Shirley Valentine
JAVIER VALLEJO Madrd. El País
La primera vez que oyó hablar del clítoris, Shirley Valentine ya había parido dos veces. Y cuando le preguntó a Joe, su marido, si él sabía algo de tema tan novedoso, su respuesta fue: "Sí, pero dicen que ha salido peor que el Ford Fiesta". Con un humor digno de Tono o de Mihura, pero más sexuado, Shirley, ama de casa de ese sector obrero que se creyó clase media antes de la crisis, nos narra cuán infeliz se siente tras veintitantos años de casada. Siempre soñó con dejar a su marido cuando estuvieran criados sus hijos, pero carece del valor y de la autoestima necesarios para dar ese paso. Aunque está a punto de dar otro: Joanna, su única amiga, la ha invitado a un viaje a Grecia, y como sabe que Joe no dará el visto bueno, anda haciendo su equipaje tan en secreto como si preparara una fuga carcelaria.
Shirley Valentine, del británico Willy Russell, es un formidable monólogo cómico sobre el empoderamiento de una mujer vencida por las circunstancias: ninguneada por su entorno familiar, falta de amor propio, Shirley vuelve a su ser al zambullirse en el mar Egeo, desnuda y en buena compañía. "Junto a Costas", dice de su nuevo amigo griego, "volví a enamorarme de la vida". El éxito cosechado por la versión original en Londres en los ochenta prefiguró el de la versión fílmica y el de las teatrales protagonizadas por Esperanza Roy y Amparo Moreno. En ésta nueva, Verónica Forqué encarna con naturalidad desarmante a la mujer en proceso de transfiguración, mientras no para da hacer su faena diaria: pelar patatas y freírlas en una sartén San Ignacio, para asombro del público del Maravillas, nada acostumbrado a tales ejercicios de naturalismo.
De sobra sabíamos lo bien que suele resultar la Forqué por tierra, mar y aire, pero en esta función está mejor que nunca, repartiendo juego escénico entre un montón de personajes evocados, a los que acabamos viendo como si estuvieran allí. ¡Qué aliento le insufla al texto, qué holgura le da a cada matiz, cómo coloca las pausas, cómo valora cada unidad de sentido! Algo tendrá que ver en todo esto la mano de Manuel Iborra, su director, pero es la actriz quién hace del verbo, carne (y tal transubstanciación no es entretenimiento: hay que ser descreído para aplicarle el 21 por ciento de IVA a los milagros).
La adaptación de Nacho Artime, que suena muy bien, queda entre dos épocas: la digital, y la de la Enciclopedia Británica que Shirley y su esposo compraron a sus hijos para desasnarles. Andrea D'Odorico resuelve con maestría el doble ambiente escenográfico, y el público de entre semana, que abarrotaba el teatro, ovacionó a la actriz puesto en pie sin excepción.
Autor: Willy Russell. Adaptación: Nacho Artime.Intérprete: Verónica Forqué. Escenografía:Andrea d’Odorico. Dirección: Manuel Iborra.Teatro Maravillas.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Patrimonios perdidos




Sigo sin tiempo para escribir; pero leo al menos lo más interesante del periódico.

Patrimonios perdidos
Antonio Muñoz Molina

Viniendo a Úbeda desde el sur, desde la carretera vieja de Granada que atravesaba la sierra de Mágina, la iglesia de San Lorenzo se distingue con dificultad del lienzo de la muralla almohade del que forma parte. Por encima de la ladera de huertas, la muralla es un mirador sobre el que se asientan las casas blancas que miran al valle del Guadalquivir. La iglesia se construyó aprovechando como contrafuertes uno de sus torreones, y está hecha con bloques de la misma piedra, la arenisca rubia que brilla al sol y se repite tanto en las otras iglesias y en los palacios de la ciudad, y también en los dinteles de muchas casas campesinas. En las fachadas de los palacios la piedra está desnuda y muy labrada, algunas veces con cariátides de una extraordinaria elegancia, obra de un escultor francés que trabajó en la ciudad en el siglo XVI, y que recuerdo haber leído que tuvo conflictos con la Inquisición, quizás porque sus figuras se parecen más a divinidades clásicas que a santos católicos. En las casas campesinas la cal cubre todo el espacio de las fachadas, dejando solo al descubierto la piedra de los dinteles de las puertas y los marcos de las ventanas. Me gusta la elegancia sobria de la cal y la piedra, que favorece la impresión de una sola trama urbana, en la que los monumentos no son islas separadas de los lugares de la vida común, sino espacios empapados y habitados por ella. Cuando yo era niño muchas más casas que ahora se apoyaban en la muralla, como nuevos organismos que aprovechan una ruina o un tronco caído para medrar en ellos. Palacios con patios de columnas de mármol eran populosas casas de vecinos. En una torre intacta de la muralla un agricultor conocido de mis padres tenía su almacén de grano.
Caserones medio abandonados e iglesias cerradas desataban las imaginaciones de los niños. Antes de que la restauraran y en parte la inventaran para convertirla en escuela de Artes y Oficios, la Casa de las Torres era como un castillo lóbrego de cuento, con ventanucos estrechos de los llegaba un frío de cripta, con un portalón viejo con llamadores enormes y clavos oxidados, con gárgolas ennegrecidas por la humedad y los líquenes, caras de bocas redondas y abiertas asomadas a los aleros y mirando hacia abajo, como si quisieran infundirnos miedo.
La singularidad de la iglesia de San Lorenzo era su alta espadaña sin campanas, pero cubierta de hiedra. La hiedra disolvía las diferencias entre la obra humana y los reinos de la naturaleza. Trepaba hasta lo más alto del campanario con un verdor lujuriante de jardín vertical. El misterio de la iglesia era que estaba cerrada. Había una señora mayor a la que llamaban la Campanera, y que vivía en una casita blanca encaramada al filo de la muralla, pero que yo recuerde en la iglesia no quedaban campanas. A veces encontrábamos entornada la puerta y veíamos en su interior grandes bloques de sombra como de un almacén, cristos y santos de madera tallada apoyados contra las paredes, quizás también planchas de madera olorosas y polvo de serrín de una carpintería.
La iglesia estaba cerrada desde los tiempos de la guerra, cuando fue asaltada y expoliada. Desde entonces no había vuelto a salir la procesión del señor del Consuelo. Debía de ser una procesión modesta, a la escala de la iglesia y de las calles empedradas y las plazuelas por las que se pasearía la figura del santo, una procesión gremial en la que participaban los hortelanos que vivían en ellas. Junto al costado de la iglesia bajaba una calle estrecha hacia todos los caminos de las huertas cercanas y de los olivares. Los cascos de los caballos, los mulos y los burros, las pezuñas de las vacas, repicaban duramente sobre el empedrado. Años después, cuando la mayor parte de los vecinos antiguos habían muerto o se habían marchado, instaló su estudio delante de la iglesia de San Lorenzo el pintor y escultor salvadoreño Mauricio Jiménez Larios. Viniendo desde tan lejos, descubrió que su lugar en el mundo sería ese rincón del que tantos se habían ido, nos habíamos ido.
La iglesia de San Lorenzo puede derrumbarse, el Obispado de Jaén prefiere no hacer nada, y las autoridades parecen tener otras prioridades
Mauricio tuvo el proyecto de establecer en la iglesia un centro cultural. Sabía que estando abandonada corría el peligro de la ruina. Yo le propuse que fuera un centro dedicado a recoger la memoria popular del barrio de San Lorenzo: los oficios, los linajes de los hortelanos, las artesanías diversas de los hombres y las mujeres, el patrimonio oral de los relatos y las canciones, el de la memoria de la guerra y de la posguerra.
Nada es más desolador que ver desalentarse a un hombre entusiasta y razonable. Tras años de buenas palabras y dilaciones políticas estuvo claro que el centro no iba a salir, y la iglesia siguió cerrada, su decrepitud cada vez más visible por comparación la pujanza de la hiedra en la espadaña (Ricardo Martín anduvo por allí y le hizo fotos muy hermosas). Las autoridades en España suelen ser temibles cuando no remedian nada, pero a veces más temibles todavía cuando deciden remediar algo. A algún talento municipal o episcopal se le ocurrió que la hiedra ponía en peligro la estabilidad de la espadaña. Secaron la hiedra y entonces descubrieron que ahora es cuando la espadaña está de verdad en peligro, porque eran justo sus tallos y sus raíces los que la sostenían.
Ahora la iglesia de San Lorenzo está tan deteriorada que puede derrumbarse, y el Obispado de Jaén, al que pertenece, prefiere no hacer nada, y las numerosas autoridades locales, provinciales y regionales parecen tener otras prioridades. Al fin y al cabo es una iglesia sin mucha importancia en un barrio antiguo de gente trabajadora en el que ya hay muchas casas vacías. El escritor Jerónimo Maesso publicó un artículo denunciando ese abandono: algún paisano iracundo le ha respondido que no hace ninguna falta proteger una iglesia cuando hay tanta gente necesitada. Parece que a esas personas justicieras no se les ocurre que para una ciudad como Úbeda, como tantas de España, preservar el patrimonio no es un gasto superfluo, una blandura sentimental, sino una inversión que puede rendir beneficios y crear prosperidad durante generaciones, y además hacer más grata la vida de todos. Una de las fuentes más seguras de trabajo y riqueza, inagotable a poco que se cuide, no contaminante, es un patrimonio histórico bien gestionado, que incluye no sólo los monumentos que antes salían en las postales, sino el entorno en el que cobran su pleno sentido: lugares en los que se puede vivir y a los que llegarán esos viajeros que no arman bronca y que están dispuestos a pagar un buen hotel, un buen restaurante, un café civilizado, servicios de alta calidad que crean puestos de trabajo cualificados.
No es ese el camino elegido. Se hundirá San Lorenzo, como se han hundido o se han destruido tantos edificios, tantas vistas singulares de esa ciudad, y es posible que en el solar, convenientemente recalificado, construyan un bloque de viviendas con reflejos de falso mármol, tejadillos típicos, barandas de escayola, con vistas al valle del Guadalquivir. Me niego a creer que sea siempre eso lo que nos merecemos.

Eurovegas





Ando muy atareado en el instituto, listas, horarios...
En un descanso, leí el otro día un artículo de Antonio Muñoz Molina sobre Eurovegas. Lo firmo de la c a la d.


Su excelencia

Antonio Muñoz Molina

domingo, 9 de septiembre de 2012

En septiembre


Después de un mes de julio de bastante trabajo en el Instituto, preparando el curso 2012-2013, y de un mes de agosto de de vacaciones en el pueblo, leyendo Doctor Zhivago y haciendo el vago, aquí estamos de nuevo: Septiembre ha llegado.

En esta semana hemos tenido exámenes, evaluaciones, matrículas, reparto de clases, listados nuevos, con el fin de comenzar ya las clases dentro de unos días. Hoy, sábado, hemos ido a trabajar toda la mañana, los del equipo directivo. Por la tarde, libre.



He estado en el teatro, viendo Enrique VIII, por lo visto es la primera vez que se pone en España esta obra de madurez de Shakespeare, en la que quien más brilla no es el rey Enrique sino su esposa, Catalina de Aragón.
Me ha gustado ir a verla, he disfrutado y me he olvidado de listas y horarios, algo que exige mucha concentración y mucho trabajo intensivo, debido a la premura del comienzo del curso.
Dejo un enlace con una crítica de Marcos Ordóñez.


DINDI_pic_700px(2).jpg


Al salir del teatro, me fui dando un paseo hasta la sala Clamores, y allí había un concierto de un grupo, Dindi; me dije: voy a ver cómo son. Acababa de empezar el concierto. Disfruté. Me encantó. Llevan ya diez años pero es ahora cuando han sacado su primer disco. Yo creo que tienen mucho futuro. Suenan fenomenal. No son primerizos, no: llevan mucha madurez musical sus canciones. Lucía, la cantante, vestida en la primera parte como Sandye Shaw, pero con zapatos, triunfó con su voz potente y modulada y con su naturalidad. Y Fran, el guitarra, una maravilla de intérprete. Enhorabuena y el mejor futuro les deseo a los de Dindi, cuyo nombre ha sido tomado prestado de una canción del gran Jobim.

                  http://www.dindi.es/dindiweb/

DindIlusiones01.jpg






















Buen curso os deseo a todos. Y mucha suerte para seguir afrontando los duros tragos que está pasando nuestro país, que estamos pasando los españoles, unos mucho más que otros.
Saldremos adelante, seguro. ¡Ánimo!

Pancarta convocando a la marcha del 15 Septiembre a Madrid