miércoles, 12 de enero de 2011

El Club de Lectura de Los Navalmorales (Toledo) y las Memorias de Adriano


24 Mar 2010


En la Biblioteca de Los Navalmorales (Toledo) me propusieron a primeros de año coordinar la lectura de algún libro, a elección mía. Pensando en la diversidad de personas, veintiuna mujeres y un hombre, que forman el Club de Lectura, y motivado por nuestra reciente estancia en Roma, pensé en un potencial atrevimiento, proponer la lectura de Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar.
Y a ello que nos lanzamos. Lourdes, la bibliotecaria, con gran eficacia, hizo todas las gestiones para obtener los ejemplares del servicio de bibliotecas de Castilla -La Mancha, y, de común acuerdo, decidimos convocar a todos para el día 29 de enero de 2010. Durante una hora estuvimos charlando del libro, mientras leíamos unos apuntes que llevé para animar y ayudar en la lectura.
A lo largo de un mes, estuvieron leyendo el libro, a ratos cada una en su casa, ciertos días en la Biblioteca, en pequeños grupos que coordinaba Lourdes. De vez en cuando, en esos pequeños grupos, algunas lectoras tomaban notas de frases que les gustaban, comentaban las dificultades de lectura o hablaban de aquello que más les iba gustando.
Y fue así como llegamos al día señalado para una puesta en común, el 12 de marzo. Íbamos algunos con nuestros cuadernos y nuestros apuntes y quien quiso, dijo lo que creyó oportuno, señaló lo más interesante de la novela: el acierto de entrar en el cerebro y el corazón de Adriano, que unas veces era el narrador de sus actos como emperador y otras veces se nos convertía en el filósofo que daba su opinión sobre muchas cosas, mientras elogiaba la vida que se le iba yendo poco a poco. También hubo momentos para exponer las razones de las dificultades que habían tenido algunas lectoras, mientras que otras se declaraban dispuestas a leer de nuevo la novela, por lo mucho que les había gustado.
La verdad es que me sentí moderadamente satisfecho de haber propuesto esta lectura, y, mirándolo ya personalmente, aún más, pues al releer el libro, he podido disfrutar mucho más del mismo que hace quince años, cuando cayó en mis manos por primera vez.
Terminado el debate nos fuimos al bar Las Ruedas y dimos cuenta de unas botellas de vino y de unas raciones, mientras seguíamos hablando de Adriano, de Marguerite Yourcenar y de las estatuas que en el Museo del Prado hacen referencia a Adriano y a la Villa de Tívoli.


Apuntes entregados para empezar la lectura del libro

Memorias de Adriano, de la escritora belga Marguerite Yourcenar, describe la vida y la muerte del emperador romano Adriano. Esta novela histórica fue publicada en Francia en 1951 y logró ser un éxito inmediato de crítica y público.

Memorias de Adriano es, posiblemente, el ejemplo más conocido de ese arriesgado subgénero de novela histórica que es el llamado «falsas memorias». Es, sin duda, una de las cumbres de la novela histórica y consigue aunar el interés popular con la excelencia literaria.
El libro tiene la forma de una carta de Adriano a su primo Marco Aurelio, su eventual sucesor. El emperador medita acerca de sus triunfos militares, el amor, la poesía , la música y su pasión por su amante Antínoo, todo de una manera acorde con la "melancolía del mundo antiguo".
El Adriano de Marguerite Yourcenar no es el Adriano histórico, sino un personaje creado por ella al margen de Roma y los romanos, por más que guarde cuidadosamente las apariencias con gran erudición suntuaria, social, histórica y política. Es un libro insólito por su refinamiento, su hondura, su ambientación y lo que podríamos llamar «pasiva actividad»: tensión dramática conseguida con matices e ideas, no con movimiento. La ambigüedad mental y erótica de Adriano, sus pequeños rencores y sus violentas reacciones, que nos lo muestran incapaz de detener la disolución, que él intuye próxima, del mundo en el que vive, están magistralmente captados, a pesar de muchas inexactitudes, sobre todo psicológicas.

Memorias de Adriano ha conseguido una cosa tan difícil como es el compaginar la excelencia literaria y estética con el éxito popular más halagüeño: traducido el libro a todos los idiomas cultos, y con mucho más de un millón de ejemplares vendidos, lo hace acreedor de la más alta categoría a que pueda aspirar una obra artística: la de obra maestra. Memorias de Adriano es el libro de toda una vida. De hecho, Yourcenar pasó casi la suya entera pensándolo, escribiéndolo, repensándolo, y justifica, sin duda alguna, la vida del escritor más exigente.
En cierta carta de Flaubert, escritor francés del siglo XIX, Marguerite Yourcenar encontró esta frase singular:

"Los dioses no estaban ya, y Cristo no estaba todavía, y de Cicerón a Marco Aurelio hubo un momento ùnico en que el hombre estuvo solo"....

La autora quedó atrapada en las redes de seda de la sutileza de la expresión y no encontró mejor excusa para escribir acerca de este emperador romano del siglo II, volcando todo su talento sobre este hombre, solo y casi un sabio.

Marco Tulio Cicerón muere cuarenta y tres años antes de nacer Jesucristo; el emperador y filósofo Marco Aurelio muere en el año 180 de nuestra era. El hombre, al decir de Flaubert, estuvo solo en ese tiempo. Fueron doscientos años y pico en cuyo lapso se cumplió sobradamente el periplo vital del emperador Publio Elio Adriano.
Adriano nacido en Itàlica, España en el año 76, fue adoptado, poco antes de su muerte por el emperador Trajano, y gobernó el imperio desde el 117 al 138. Fue una extraña soledad la de él. Es extraña siempre la soledad de un hombre en cuyas manos y decisiones reposa el destino de todo el mundo conocido hasta entonces. Adentrarse en la lectura de Memorias de Adriano es como adentrarse en un mar denso y tempestuoso cruzado a intervalos tanto por los relàmpagos del rayo como por la brisa blanda y fresca que trae la bonanza.
Marguerite Yourcenar tardó diez años en escribir el libro y treinta en publicarlo. La indecisión del escritor que se debate entre el filo de una idea y el entregarse a escribir sobre ella en cuerpo y alma, es una agonía. Sólo el que la padece sabe lo desesperante que es. Ella nos dice:

"En todo caso, yo era demasiado joven. Hay libros a los que no hay que atreverse hasta no haber cumplido los cuarenta años. Se corre el riesgo, antes de haber alcanzado esa edad, de desconocer la existencia de grandes fronteras naturales que separan, de persona a persona, de siglo a siglo, la infinita variedad de los seres; o por el contrario, de dar demasiada importancia a las simples divisiones administrativas, a los puestos de aduana, o a las garitas de los guardias. Me hicieron falta esos años para aprender a calcular exactamente las distancias entre el emperador y yo".....


De Adriano quedan algunas obras auténticas que han sido aprovechadas por la autora: correspondencia administrativa, fragmentos de discursos o de informes oficiales. Existen tambièn tres cartas referentes a su vida personal íntima.
Adriano fue una bendición para el imperio Romano en ese trabajoso siglo II de nuestra Era. Fomentó las artes, luchó denodadamente por la paz que es hasta màs dificil que hacer la guerra, y respetó a los cristianos, cuyos obispos en más de una ocasión se le acercaron a exponerle la buena nueva, la que naturalmente èl se resistió aceptar por incomprensible y fanàtica, pero que miraba en el fondo con respeto.
La autora no adelanta opiniones personales. La vida sentimental del divino Adriano fue muy conflictiva. Su mujer Sabina, sufrió en silencio y apuró rencores. Él nunca la quiso, y como él mismo dice entre arrepentido y triunfante, cercana ya su muerte, nunca se tomó el trabajo de hacerle un hijo.




Amó a Grecia, y su cultura, de la que como buen hijo del imperio romano que era, se sentía heredero. Su vida transcurrió en la frontera de la acción y el pensamiento; dulzura y arrebatos de ira, eros indomeñable y pureza total.
La traducción al castellano la hizo Julio Cortázar. Leer esta versión es como adentrarse en un mar de sabiduría y experiencias infinitas. Es sencillamente grandiosa. Hay que leer esta novela y saborearla bien despacio, para que nada se quede sin degustar.



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